Resulta muy gratificante para un profesor comprobar cómo los alumnos van superando los retos que se les proponen y ver sus caras cuando recogen los frutos de su esfuerzo. Y es que programar no tiene que ser una actividad aburrida. Todo depende del enfoque y de las herramientas usadas. Plataformas de programación como Scratch despiertan en los niños la curiosidad y estimula el aprendizaje enfrentándolos a un razonamiento lógico de las cosas. Todo ello de una forma visual, intuitiva, natural y, sobre todo, divertida:
Hola, soy Dani. Escribo esto porque estas semanas estamos trabajando programación, sobretodo de videojuegos usando la plataforma Scratch, una plataforma con la que se pueden programar bastantes videojuegos como por ejemplo: Mario Bross, Flappy Bird, Bounce, incluso ha habido gente que ha podido recrear minecraft entre muchos videojuegos, espero que os haya gustado esta reflexión sobre estas ultimas semanas.
Scratch fue creado en 2006 por el MIT para acercar la programación a las escuelas. Es una herramienta 100% gratuita, puede usarse online u offline y pone a disposición de padres y educadores numerosa documentación. Es, además, una comunidad online en la que los usuarios pueden interactuar entre sí y compartir sus creaciones, proponerse retos unos a otros y disfrutar de la experiencia.
Con Scratch, los niños pueden desarrollar sus propias creaciones con el único límite de su imaginación: desde videojuegos hasta dibujos animados o historietas gráficas. Y en el camino entenderán la importancia de las matemáticas y del cálculo, de dividir los problemas en partes más pequeñas, de planificar las actividades, de volver a intentarlo cuando algo falla, de plantearse nuevos retos, de proponer mejoras…
En definitiva, aprenden a afrontar la vida preparándose para ser adultos, pero como niños y sin dejar de ser niños. ¡Tenemos tanto que aprender de ellos!
Con Scratch, los niños pueden desarrollar sus propias creaciones con el único límite de su imaginación: desde videojuegos hasta dibujos animados o historietas gráficas. Y en el camino entenderán la importancia de las matemáticas y del cálculo, de dividir los problemas en partes más pequeñas, de planificar las actividades, de volver a intentarlo cuando algo falla, de plantearse nuevos retos, de proponer mejoras…
En definitiva, aprenden a afrontar la vida preparándose para ser adultos, pero como niños y sin dejar de ser niños. ¡Tenemos tanto que aprender de ellos!